Cuando viajamos o leemos sobre lugares lejanos, es común que nos preguntemos si se traducen los nombres de las ciudades. La respuesta no es tan sencilla como parece, pues los nombres de las localidades pueden mantenerse en su idioma original o adaptarse al idioma del lector. La decisión influye en cómo percibimos y entendemos esos lugares.
Como agencia de traducción, te explicamos cuándo y por qué se traducen algunas denominaciones de poblaciones, y qué factores influyen en esta práctica.
Fundamentos de la traducción de nombres de ciudades
Antes de adentrarnos en los detalles, es importante entender los conceptos básicos que rodean la traducción de nombres de localidades. Estos fundamentos nos ayudarán a comprender mejor por qué algunas denominaciones se traducen y otras no.
Exónimos y endónimos
Para saber si se traducen los nombres de las ciudades, es útil conocer dos términos:
- Exónimos: nombres de lugares en un idioma distinto al original. Ejemplo: «Londres» en español para «London».
- Endónimos: vocablos de sitios en su idioma original. Ejemplo: «Roma» en italiano.
Los servicios de traducción jurada a menudo se enfrentan a la tarea de manejar correctamente estos términos en documentos oficiales.
¿Cuándo se traducen los nombres de ciudades?
La traducción de nombres de ciudades no sigue reglas estrictas, pero hay algunas pautas. Por lo general, usamos el exónimo si existe, mientras que mantenemos el nombre original si no hay exónimo.
Es decir, los nombres de ciudades no se traducen, excepto cuando hay una traducción oficial para localidades importantes o históricas. Los profesionales de la traducción tienen en cuenta estos factores al trabajar con denominaciones de lugares.
Práctica común en la traducción de ciudades
En el día a día, nos encontramos con muchos ejemplos de denominaciones de ciudades traducidos. Conocer estos casos comunes nos ayuda a entender mejor cómo funciona esta práctica en el uso cotidiano del lenguaje.
Algunos nombres de poblaciones que traducimos son:
- Nueva York (New York).
- Moscú (Москва – Moskva).
- Pekín (北京 – Beijing).
Estos ejemplos muestran cómo la traducción puede variar según el idioma y la tradición.
¿Qué hacer cuando no hay traducción?
Si una ciudad no tiene una denominación traducida en tu idioma, lo mejor es usar el nombre original. En textos escritos, puedes usar itálicas para indicar que es una palabra extranjera. Si es necesario, puedes añadir una explicación entre paréntesis para aclarar su ubicación o pronunciación.
Factores que influyen en la traducción de nombres de ciudades
La decisión de traducir o no el nombre de una ciudad no es arbitraria. Existen aspectos que entran en juego, desde las diferencias lingüísticas hasta las consideraciones políticas y culturales.
¿Cómo afecta el idioma a la traducción?
Cuando los idiomas usan alfabetos diferentes, la situación se complica. En estos casos, se usa una versión adaptada a la pronunciación del idioma de destino. Por ejemplo, en español se usa «Pekín» para la capital de China, aunque «Beijing» es más cercano a la pronunciación china.
La política y los nombres de ciudades: el caso de la capital ucraniana
Los eventos políticos a menudo juegan un papel clave en la forma en que nombramos a las urbes. Un ejemplo reciente y notable es el caso de la capital de Ucrania. Tradicionalmente, en español se ha utilizado el vocablo «Kiev». Sin embargo, en los últimos años, se ha producido un cambio gradual hacia el uso de «Kyiv». Este cambio no es meramente lingüístico, sino que refleja una transformación política más profunda.
La versión «Kyiv» se acerca más a la pronunciación ucraniana del nombre de la ciudad, lo que representa un distanciamiento deliberado de la influencia rusa y una afirmación de la identidad nacional ucraniana. Este caso ilustra cómo una traducción cultural trasciende el ámbito puramente lingüístico y se convierte en un reflejo de cambios geopolíticos más amplios.
Así, la elección entre «Kiev» y «Kyiv» no solo es una cuestión de preferencia lingüística, sino también una declaración política sutil pero significativa.
¿Qué pasa en países con varios idiomas?
En naciones multilingües, como España, la situación de los nombres de poblaciones es particular. Se ha desarrollado una práctica que busca equilibrar el respeto por las identidades locales con la necesidad de una comunicación clara a nivel nacional. Por ejemplo, en contextos generales o medios nacionales, se usa el vocablo en castellano, como «Lérida».
Sin embargo, en documentos oficiales o contextos regionales, se emplea el nombre local, en este caso «Lleida». Esta flexibilidad refleja la complejidad lingüística del país y muestra cómo los nombres de las localidades son parte importante de la identidad cultural. Así, se logra un equilibrio entre la unidad nacional y el respeto a la diversidad regional.
Buenas prácticas en el uso de nombres de ciudades
Conocer las mejores prácticas nos ayuda a comunicarnos de manera más efectiva y respetuosa cuando hablamos de lugares en diferentes idiomas. Aquí te ofrecemos algunos consejos útiles.
Consejos para usar bien los nombres de ciudades
Al hablar o escribir sobre ciudades extranjeras:
- Investiga cuál es el nombre más usado en tu idioma.
- Piensa en quién va a leer o escuchar lo que dices.
- Usa siempre el mismo nombre para evitar confusiones.
- Respeta las preferencias locales cuando sea posible.
Una traducción de calidad siempre tiene en cuenta estos aspectos para evitar errores.
En definitiva, se traducen los nombres de ciudades solo cuando existe un exónimo establecido, generalmente para localidades importantes o históricas. En los demás casos, se mantiene la denominación original. Aunque no hay reglas estrictas, estas pautas son esenciales para lograr una comunicación clara y respetuosa.