Comerse una pizza, hacer footing, tener un hobby, comprarse unos leggins, escribir un blog…todas estas son cosas que a lo mejor haces en el día a día y son frases que utilizas con total naturalidad, pero ¿alguna vez te has preguntado de dónde vienen estas palabras que en verdad son gramaticalmente extrañas y ajenas al español? Pues son palabras extranjeras que utilizamos y se entienden por préstamos lingüísticos; y hoy, desde Clinter, como expertos traductores jurados de Madrid, te hablaremos sobre ellos.
¿Qué son más concretamente los préstamos lingüísticos?
Los préstamos lingüísticos son palabras o frases que se adoptan de otro idioma y se incorporan a la lengua de destino, pudiendo cambiar su forma o significado o no. Estos se producen cuando dos idiomas entran en contacto, ya sea por razones culturales, comerciales o históricas, y ciertas palabras o términos se intercambian entre sí y pasan a formar parte del léxico y lenguaje común.
Por lo general, los préstamos lingüísticos se encuentran en casi todas las lenguas y cada vez son más populares y utilizados, y contribuyen a la riqueza y diversidad de un idioma. Estos préstamos de origen extranjero, no obstante, pueden resultar confusos para muchos y pueden derivar en problemas de comunicación, especialmente para aquellas personas que no conocen el idioma del que estos originalmente provienen. Por ello, es necesario saber de qué tratan estos préstamos lingüísticos e ir aprendiendo cuales son las nuevas palabras que se utilizan para no quedarse atrás y para que estas no sean un obstáculo a la hora de comunicarse con alguien.
¿Qué tipos de préstamos lingüísticos se pueden encontrar?
Existen diversos tipos de préstamos lingüísticos, dependiendo de cómo se integran en la lengua de destino, si sufren algún cambio o modificación en el proceso, y su uso y popularidad.
En primer lugar, es necesario hacer una distinción entre préstamos que se consideran extranjerismos o aquellos que se denominan calcos semánticos.
Los extranjerismos son palabras o frases que se adoptan de otro idioma y que portan el mismo significado en la lengua de destino, presentándose de una manera muy similar a la versión original con a lo mejor algunas adaptaciones fonéticas u ortográficas para su mejor adaptación, como por ejemplo “fútbol” o “espray”.
Los calcos semánticos, por otro lado, aunque tomen el significado de una palabra extranjera, no se adopta ni se integra directamente, y no se crea una palabra nueva en el lenguaje para ella. El ratón del ordenador, sin ir más lejos, es un calco del “mouse” inglés.
Después, entre los extranjerismos, nos podemos encontrar con:
- Extranjerismos no adaptados, que tras su ingreso en la lengua receptora no se adaptan y mantienen su formato de origen con la misma ortografía y pronunciación. Un uso muy común de este tipo de extranjerismos es en sectores muy especializados como el de la tecnología, donde se utilizan términos y conceptos muy específicos de ese idioma, por ejemplo, software o e-mail.
- Extranjerismos adaptados, que al introducirse en la lengua de destino son sujetos a alguna o varias modificaciones para respetar las reglas de gramática de esta, y se escriben y pronuncian de una manera diferente a la de origen. Algunos ejemplos de extranjerismos adaptados son “vatio” que viene del inglés watt o “champán” del francés champagne.
- También nos podemos encontrar con palabras extranjeras que son completamente ajenas a la lengua y comunidad receptora, y no tienen equivalente posible, denominadas xenismos. Lord o burka son ejemplos de esto.
¿De dónde suelen venir los préstamos lingüísticos que encontramos en el idioma español?
Existen préstamos que vienen de muchas partes del mundo, pero los más comunes son:
¿Qué problemas y desafíos pueden aparecer con los préstamos lingüísticos?
Al ser de origen extranjero teniendo en muchos casos una gramática o pronunciación complicadas, los préstamos lingüísticos pueden presentar problemas y desafíos tanto para los hablantes de un idioma como para los traductores tales como:
1. Confusión: los préstamos lingüísticos pueden ser difíciles de entender para las personas que no conocen el idioma de origen. Por ejemplo, si alguien que no habla inglés escucha la palabra «tweet», puede no saber a qué se refiere.
2. Problemas gramaticales: los préstamos a menudo no se ajustan a las reglas gramaticales de la lengua de destino y esto puede ocasionar problemas de sintaxis o concordancia. Por ejemplo, «e-mail» es un préstamo del inglés que se utiliza frecuentemente en muchos idiomas, pero su plural «e-mails», aunque se use y sea comúnmente aceptado, no sería correcto gramaticalmente en español.
3. Dificultades en la traducción: la presencia de préstamos presenta desafíos para los traductores que dificulta su trabajo, ya que muchas veces a no existen palabras o frases equivalentes directamente en el idioma de destino y, ante esto, deben encontrar la mejor manera para lidiar con cada préstamo y asegurarse en todo momento de que el significado del texto original de origen se mantiene.
¿En qué maneras lidian los traductores con los préstamos lingüísticos?
Al presentarse varias dificultades con la presencia de préstamos lingüísticos en los textos de servicios de traducción jurada, hay varias estrategias y técnicas a las que recurren los traductores para solventar esta situación:
1. Mantener el préstamo: En algunos casos, el préstamo es tan común y aceptado en la lengua de destino que es mejor mantenerlo en su formato de origen. «Hacker» es un préstamo del inglés que se utiliza comúnmente en muchos idiomas y que, por ejemplo en una traducción jurada del inglés, no necesita una traducción.
2. Traducir el préstamo: En el caso de que el préstamo no sea tan conocido o aceptado en la lengua de destino, sería necesario traducirlo por completo. Por ejemplo, si se traduce un texto del inglés al español y el texto incluye la palabra «spot», pasaría a ser «anuncio publicitario”, asegurándose de que el lector sepa a lo que se refiere.
3. Explicar el préstamo: En ocasiones, suele ser útil explicar el préstamo para aclarar su significado. La palabra «hashtag», por ejemplo, que es de reciente aparición, puede ser una palabra que lleve a confusión por parte del lector si la desconoce y, en este caso, se podría incluir una nota explicativa para aclarar de qué trata este término que se utiliza en las redes sociales cuando se clasifican o etiquetan mensajes.
4. Evitar el préstamo: Muchas veces sucede que lo más recomendable para lidiar con un préstamo es evitarlo y, en su lugar, utilizar una palabra o frase equivalente en la lengua de destino para lograr su significado. Con la palabra «smartphone», sin ir más lejos, que es muy común hoy en día, pues se podría fácilmente sustituir por «teléfono inteligente» en lugar de mantener el préstamo.
En resumen, los traductores deben tener en cuenta el contexto y la audiencia del texto que están traduciendo, y elegir la estrategia más adecuada para lidiar con los préstamos lingüísticos, asegurándose en todo momento de que el significado y coherencia del texto permanezcan.